Mientras crecen los conflictos en Río Negro, Weretilneck arma una alianza electoral con Neuquén

Detrás del discurso federalista y el llamado a la unidad patagónica, el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, protagonizó en Neuquén un acto con fuertes tintes de campaña, más orientado a reposicionarse políticamente a nivel nacional que a resolver los problemas estructurales de la región.
Acompañado por su par neuquino, Rolando Figueroa, encabezó el llamado “Primer Encuentro para el Desarrollo de la Norpatagonia”, un espacio que, si bien se presentó como técnico y estratégico, terminó siendo una puesta en escena con claras intenciones políticas.
Con consignas grandilocuentes como “la defensa de la Patagonia pasa por el Congreso” y llamados a dejar atrás la “dicotomía entre izquierda y derecha”, Weretilneck aprovechó el evento para reforzar su perfil como actor nacional, en un contexto donde su gobierno enfrenta serias dificultades económicas, conflictos gremiales sin resolver y una creciente pérdida de apoyo social.
Mientras en Río Negro continúan los paros docentes, se multiplican los reclamos en salud y crecen las críticas por el ajuste en áreas sensibles, Weretilneck se mostró más enfocado en construir una alianza con Neuquén que en dar respuestas concretas a los problemas de su provincia.
El evento funcionó más como plataforma política que como un verdadero espacio de gestión, con discursos cargados de frases efectistas y pocas precisiones sobre cómo se ejecutarán las políticas anunciadas.
Además, el uso insistente del reclamo federalista contrasta con el silencio del gobernador frente a medidas del gobierno nacional que han afectado directamente a Río Negro, como los recortes en obras públicas, subsidios y transferencias. Su llamado a tener “una voz fuerte en el Congreso” parece más una estrategia para reposicionarse en el escenario nacional que una verdadera preocupación por el federalismo.