Según el telegrama enviado en agosto, Villaverde le adeuda todo el salario correspondiente a mayo, una cifra que supera el millón de pesos. Ante la falta de respuesta de la legisladora, la trabajadora se consideró despedida por exclusiva responsabilidad de la patrona. La denuncia ya avanza en el fuero laboral y podría derivar en sanciones por falta de registración, violencia laboral y adeudos.

Lo que agrava el cuadro es que no sería un caso aislado. Nuevos testimonios de mujeres que trabajaron con la diputada describen un patrón de gritos, insultos, humillaciones y exigencias fuera de horario, un comportamiento que se habría repetido con mayor frecuencia de la que se conocía públicamente.

En paralelo, Villaverde tampoco atraviesa su mejor momento político. No jurará su banca en la sesión preparatoria y su diploma volverá a ser revisado en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, tras las objeciones que señalan sus vínculos con el empresario Fred Machado, acusado de narcotráfico en Estados Unidos, y con investigaciones por estafas en Río Negro.