Weretilneck bajo la lupa: escándalo en el IUPA por sueldos millonarios, aumentos a dedo y bronca sindical
El Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA), con sede en General Roca, volvió a quedar en el centro de la tormenta y esta vez el impacto salpica directamente al gobernador Alberto Weretilneck.
El Sindicato de Trabajadores del Instituto (SITRAIUPA) denunció públicamente aumentos salariales millonarios para las autoridades, uso discrecional de recursos y una gestión que, según advierten, funciona sin controles internos y sin participación democrática.
La acusación apunta al rector normalizador Gerardo Blanes, designado por Weretilneck durante la intervención de la institución. De acuerdo con los datos difundidos por el gremio, Blanes y su equipo otorgaron incrementos salariales superiores a los dos millones de pesos en lo que va del año, sin discusión paritaria ni consulta alguna.
Mientras tanto, los trabajadores llevan más de un año sin poder abrir una mesa de negociación, con salarios docentes y no docentes que quedaron muy por debajo de la cúpula dirigencial.
En contraste con esa realidad, las cifras que hoy circulan con fuerza dentro del ámbito académico son explosivas: Blanes percibe alrededor de seis millones de pesos mensuales y su círculo más cercano supera los cuatro millones y medio. Esto generó indignación entre la comunidad educativa, que sigue sosteniendo la actividad cotidiana de la institución mientras observa cómo la conducción acumula privilegios en silencio.
Desde SITRAIUPA afirman que la situación expone no solo un esquema salarial desigual sino un estilo de conducción “cerrado, elitista y alejado de la misión educativa del IUPA”.
El gremio exige de manera urgente la convocatoria a elecciones para conformar un Consejo Superior democrático que permita recuperar los mecanismos de control interno y representación institucional.
“El IUPA no puede ser la caja chica de un grupo de funcionarios colocados a dedo. La universidad debe estar al servicio de la comunidad, no del enriquecimiento de unos pocos”, señalaron en un comunicado que ya circula entre docentes y estudiantes.
Por ahora, desde el gobierno provincial no hubo declaración alguna. El silencio oficial solo incrementa la tensión mientras el clima interno se vuelve cada vez más áspero. No se descartan nuevas medidas de fuerza y asambleas en los próximos días.
Lo que se discute no es únicamente el salario. Lo que se discute es qué modelo de universidad pública quiere construir Río Negro: uno abierto, participativo y comunitario, o uno manejado a puertas cerradas para beneficio de una minoría muy bien pagada. La respuesta, por ahora, sigue sin llegar desde Viedma.







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