Política
Campaña en crisis

El silencio de Weretilneck: vínculos libertarios, consultoras en común y el temor a una derrota que ya huele a fracaso

Mientras la mayoría de los gobernadores cuestiona el ajuste de Milei, el mandatario rionegrino evita confrontar. (Dibujo: NOVA)

Mientras la mayoría de los gobernadores del país se plantan frente al ajuste de Javier Milei, pero Alberto Weretilneck eligió callar. No critica al Gobierno nacional, evita nombrar a los libertarios y guarda silencio sobre Lorena Villaverde, candidata de La Libertad Avanza y competidora directa de Facundo López, el principal referente de su espacio.

Detrás de esa moderación se esconden coincidencias políticas y comunicacionales que muestran una creciente sintonía entre el oficialismo rionegrino y el mileísmo. La campaña de Juntos Somos Río Negro está dirigida por Derek Hampton, exsocio del publicista Santiago Caputo, principal asesor del prescindente.

El mensaje de Weretilneck replica los discursos del Gobierno nacional: liderazgos fuertes, enemigos claros solo apuntando al peronismo provincial y el discurso del orden frente al caos. No son la misma consultora, pero sí el mismo molde.

A eso se suma otro dato: el actual apoderado de La Libertad Avanza en Río Negro, Diego Torres, fue abogado personal del gobernador y apoderado de JSRN hasta hace menos de dos años. Según fuentes políticas, el mandatario llegó a proponerlo como candidato a diputado nacional, aunque la idea no prosperó.

El silencio sobre Villaverde resulta aún más llamativo. A pesar de las denuncias por su pasado judicial en Estados Unidos, Weretilneck nunca la mencionó. Prefirió no confrontar con los libertarios para no espantar a un sector del electorado que él mismo busca captar.

Pero esa decisión podría volverse en su contra. Las encuestas lo ubican con un techo del 15 por ciento y más cerca del cuarto puesto que del tercero, un escenario de clara fragilidad política.

El desgaste por los casos de Fred Machado y Claudio Ciccarelli, sumado al enojo de los gremios estatales y al malestar por los bajos salarios, terminó de erosionar su imagen. Pese a ello, el gobernador sigue enfocando sus ataques en Martín Soria y el peronismo provincial, mientras evita cualquier roce con Milei o su entorno.

La estrategia de Weretilneck se parece cada vez más a una apuesta desesperada: no hablar, no confrontar y no incomodar. Pero si las urnas del 26 de octubre confirman las tendencias, el silencio podría transformarse en su peor enemigo y marcar el final de su ciclo político.

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