Le dan mal las encuestas: Weretilneck, de campaña en medio de un fuerte desgaste de gestión

El gobernador Alberto Weretilneck, mientras recorre la provincia para apuntalar a sus candidatos de cara a las elecciones de octubre, enfrenta un escenario marcado por reclamos que golpean de lleno a su administración.
Tras más de doce años de gestión de Juntos Somos Río Negro, los problemas estructurales siguen sin resolverse y la encuesta más reciente de la consultora viedmense Pezkoi expuso con claridad la profundidad de la crisis social y política en la provincia.
El sondeo, realizado en 15 ciudades rionegrinas, deja al descubierto un deterioro que el oficialismo no logra revertir. El primer lugar entre las preocupaciones lo ocupa la caída de los salarios, señalada por el 57,1 por ciento de los consultados.
A pesar de que el gobierno provincial garantiza el pago mensual a empleados públicos, los ingresos no alcanzan y llegar a fin de mes se ha vuelto una tarea imposible para miles de familias.
El sistema de salud, otra de las deudas más graves, fue ubicado en segundo lugar con el 49,4 por ciento. El caso del hospital de Bariloche es una muestra del fracaso en la planificación: tras más de una década de demoras, recién ahora será inaugurado, mientras que el personal sanitario denuncia la falta de recursos humanos y la sobrecarga de trabajo. Enfermeras y médicos advierten que muchos deben hacer horas extras de manera obligada para compensar salarios insuficientes.
A esto se suma la sombra de la corrupción. El 32,7 por ciento de los rionegrinos identifica a este flagelo como un problema concreto en la provincia, y casi la mitad de los encuestados —un 47,7 por ciento— considera que el gobierno de Weretilneck es corrupto. La cifra refleja un fuerte desgaste institucional en un contexto donde la confianza en la administración provincial está severamente golpeada.
La evaluación de gestión confirma el malestar: el 32,45 por ciento calificó al gobierno como “regular”, el 25,17 como “malo” y el 20,21 como “muy malo”. Apenas el 8,08 lo consideró “muy bueno”.
El panorama muestra a un oficialismo que, pese a controlar la provincia por más de una década, no logra dar respuestas a problemas elementales como los bajos salarios, la precariedad en la salud pública y la creciente desconfianza por hechos de corrupción. Weretilneck encara la campaña electoral cargando con un balance que exhibe más deudas que logros.