Weretilneck lo hizo: usaron a pibes para izar un símbolo mapuche en el Día de la Bandera

Lo que pasó en una escuela de Bariloche no fue un error ni una anécdota: fue una postal del desastre educativo, político y simbólico que es hoy Río Negro.
El 20 de junio, Día de la Bandera, en lugar de honrar a Manuel Belgrano como corresponde, a los chicos de cuarto grado los hicieron izar la bandera mapuche, la Wenufoye, en un acto organizado por docentes militantes que aprovechan cualquier fecha patria para meter ideología a la fuerza.
Argentina tiene una sola bandera, la celeste y blanca. El legado de Belgrano que hoy honramos. En varias escuelas de Río Negro se hizo la promesa a la bandera mapuche. Es inadmisible y repudiable. Los docentes que lo promovieron deben ser sancionados. pic.twitter.com/etTYrCAPcq
— Claudio Avruj (@clauavruj) June 20, 2025
Y sí, lo hicieron con total impunidad, bajo la mirada cómplice de Alberto Weretilneck, ese gobernador que se hace el moderado, pero siempre termina arrodillado ante cualquier lobby que garantice gobernabilidad.
Las imágenes son clarísimas: pibes con guardapolvo blanco sosteniendo una bandera que no es la argentina, que no representa a todos, en un acto que debería unirnos como Nación y que fue usado para alimentar divisiones. Ni un solo funcionario provincial repudió la situación.
Nadie pidió explicaciones. Nadie se hace cargo. Weretilneck callado como perro que tiró la olla, porque en su gestión es más importante quedar bien con los sectores de presión que defender los valores que nos unen.
Esto no fue un hecho aislado. Según denuncias en redes, hace años que esto se repite en escuelas de la provincia, con total conocimiento de las autoridades. Pero claro, sancionar docentes es impopular, y en esta provincia lo único que importa es no mover el avispero.
Mientras tanto, usan a los chicos como escenografía de un delirio étnicoide, y cuando se los señala, se escudan en el “respeto a los pueblos originarios”. Respeto las pelotas: esto es una falta de respeto a la Patria, a la educación pública y a los miles de alumnos que aprenden cada vez menos y se gradúan sabiendo más de banderas paralelas que de historia nacional.
No se puede construir un país con un Estado bobo que no se anima a poner límites ni siquiera en las aulas. Weretilneck, en lugar de defender la República, prefiere callarse como un cobarde, dejar que adoctrinen a los pibes y esperar que nadie se enoje. Pero esta vez se pasó de cínico. Y el repudio, esta vez, es nacional.