Weretilneck quiere dar cátedra mientras la Provincia se prende fuego: inútil, ausente y encima se hace el estratega

Mientras Río Negro atraviesa paros docentes, hospitales vacíos y rutas nacionales al borde del colapso, el gobernador Alberto Weretilneck viaja a Neuquén a “reunir gabinetes” y “hablar de energía”, como si estuviera al frente de Noruega y no de una provincia hecha mierda.
El show patético tuvo lugar en un centro de convenciones ridículamente ostentoso mientras en Viedma los docentes cumplían 48 horas de paro por una negociación salarial que hace meses no avanza.
RÍO NEGRO NO ESPERA MÁS: HOY ES PROTAGONISTA DEL DESARROLLO ENERGÉTICO ARGENTINO
— Alberto Weretilneck (@Weretilneck) June 11, 2025
Estuve en la 12° Jornada de Energía en Neuquén para reafirmar una convicción que hoy ya se traduce en hechos concretos: Río Negro ya no la ve pasar. Somos parte activa del desarrollo energético… pic.twitter.com/Tae7QK3PfR
Viedma. 17-06-25. Los docentes nucleados en la UNTER se movilizaron en la capital de Rio Negro durante la primera jornada de paro por 48 hs.
— Rio_Negro_En_Fotos (@RioNegroEnFoto1) June 17, 2025
📷 Pablo Leguizamonhttps://t.co/IiM7iCjQO2
Las imágenes que cuentan pic.twitter.com/pnDo37XNTe
Pero eso no es problema para Weretilneck, que ni siquiera fue: mandó a su soldadito Fabián Gatti a leerle los PowerPoint mientras él se ocupaba de armar su boleta para las elecciones. Porque si hay algo que a este tipo le importa más que gobernar, es acomodarse.
Eso sí, entre un canapé y otro, lograron hablar de hidroeléctricas. ¿El plan? Cobrar un 25 por ciento “en especies”. Traducido: agarrar energía y no plata. Lo único que faltaba, un gobernador desesperado por recursos que decide cobrar en especie. Pero claro, cuando sos Weretilneck y no tenés ni idea de cómo sacar a la provincia del pozo, cualquier manotazo de ahogado te parece una genialidad.
Y mientras tanto, las rutas siguen detonadas, la caída de coparticipación se siente con fuerza, y la barrera sanitaria está en veremos. Pero el tipo insiste con su jueguito electoral, tratando de zafar con nombres reciclados como Pedro Pesatti o Facundo López, dos aparatos con más pasado que futuro.