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Lo reveló un estudio reciente

De no creer: los acantilados de Las Grutas se están "disolviendo" por la erosión producto de la materia fecal

Por una erosión conjunta (entre el agua natural, el viento y otra, interna, que viene de la filtración de las cloacas), los acantilados que forman y la dan nombre a Las Grutas, podrían desaparecer.

Hundimiento de los acantilados. Derrumbe de las construcciones ubicadas sobre ellos (en especial en la franja que va entre las bajadas 0 y 1) por grietas ocasionadas por la presión de diferentes cargas, producto de su apoyo en esa base móvil. Desaparición de las grutas que le dan nombre al destino. Y, por último, “pérdida de calidad paisajística”, porque la roca irá formando feos racimos blancuzcos, debido a la concentración de calcáreos.

Estas 4 consecuencias serán las que, a futuro, padecerá el balneario si las autoridades no hacen nada por frenar el avance de la erosión. Es que, ahora, un estudio determinó que no sólo existe una erosión mecánica, que surge de acciones externas (mar, viento, vibraciones vehiculares y peso de las edificaciones). También se detectó una erosión química, que hace que, literalmente, la roca se disuelva por dentro. Ambas actúan de manera conjunta, y vuelven vertiginoso el proceso erosivo.

Lo que degrada el barranco es la filtración de aguas cloacales, y, en menor medida, el agua dulce proveniente de escorrentías, ya sea por uso doméstico (riego, limpieza), natural (agua de lluvia) o forestal. ¿Pero, como se da esta disolución? Ocurre que la piedra que lo forma es una arenisca arcillosa carbonatada. Es decir, un 40 por ciento de su composición son minerales que contienen carbonato de calcio, debido a la alta presencia de restos marinos.

Ante el ingreso de aguas residuales (dulces o de cloacas) la roca se acidifica, y el carbonato se disuelve. Esos depósitos calcáreos se juntan afuera, y forman racimos blancos que cubren la piedra, que se llaman ‘espeleotemas’. Esto le da menor resistencia a toda la estructura, porque lo que queda en pie permanece “poco cementado”, compuesto por materiales sueltos, con poca compactación.

La advertencia de los expertos es grave. Afirman que “de continuar las condiciones actuales, la formación rocosa, tanto en superficie como subterráneamente, se irá desintegrando, perdiendo resistencia mecánica y afectando la estabilidad de los acantilados”.

Además, piden algo urgente, que es seguir profundizando los estudios sobre el tema. ¿Por qué? Porque en otros lugares con una composición rocosa como la de Las Grutas en los que un análisis determinó el mismo grado de afectación, años después ocurrieron terribles hundimientos.

¿Dónde? Por caso en Taipei (China), Londres (Inglaterra), Ciudad de México, Tokio (Japón), Debrecen (Hungría), España y Santa Clara Valley (California, EE. UU).

“Es urgente avanzar en estas investigaciones para conocer el valor y la tasa de las probables subsidencias (hundimientos), y relacionar esos resultados con las fracturas en la superficie del suelo. Este problema se da en tantos lugares que es considerado global, y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) lo puso primero en su lista cuándo lanzó un programa de investigación sobre la problemática del agua” alertó el informe que dieron a conocer los profesionales.

Ese estudio fue realizado en 2021 por el geólogo Renzo Bonuccelli, la bióloga Maite Narvarte y el docente e investigador Juan Francisco Saad, todos ellos pertenecientes a la escuela superior de ciencias marinas de la Universidad Nacional del Comahue (Unco).

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