El Gobierno rionegrino que es una especie de funciones híbridas entre la gente de Carreras y del ex gobernador Alberto Weretineck, mantiene una tensión constante en toda decisión política que se tiene que tomar. Tal fue así que la mandataria echó del cargo de ministro a muchos que son leales para poner a su propia gente, pero que en cada una de esas carteras fueron teniendo errores y mala gestión, cuestión que tuvo que echarlos como a la ministra Mercedes Jara Tracchia, quien quiso sacar los boletines de las escuelas primarias y existió un fraude al estado con el tema de boletos de colectivos por millones de pesos en la ciudad de Bariloche.

Otra de las cuestiones y la más importante, fue poner a todos los gremios en contra a punto de quebrar la coexistencia entre el Gobierno y los mismos. De los reclamos salariales, salieron a la luz los sobresueldos de muchos ministros y la compra millonaria con sobreprecio de un avión fue la determinación para que la mandataria baje muchos puntos de buena imagen positiva que podía darle un ancla para fortalecer su impronta para ser reelecta en el 2023.

Cómo si fuera poco, el estado de cientos de escuelas rionegrinas y sus críticas hacía los docentes, la hicieron ponerse en contra a todo el ámbito educativo, que cuando se conocieron los subsidios a los pastores evangélicos las críticas del sector no tardaron en venir.

La gestión de Carreras deja mucho que desear, la economía de Río Negro está endeudada, las obras son financiadas por Nación en su gran mayoría, y solo existe para ella en darle beneficios a quien considere oportuno. De esta manera, con la pérdida de su caudal de votos, Arabela Carreras no podría ser reelecta.