Opinión
Ni un pelo de tonto

Rodrigo Buteler es el "Monje Negro" del Gobierno de Río Negro

Fue el Presidente de Canal 10, el medio televisivo estatal de la provincia, secretario de Prensa del Gobierno anterior y actual ministro/Jefe de Gabinete.

Rodrigo Buteler, actual ministro de Gobierno y Comunidad de la administración de Arabela Carreras, últimamente se está mostrando mucho en los medios de comunicación y cada día ejerce más poder, esto puede deberse a distintas aristas políticas que ocurren en calle Laprida y Belgrano.

Por un lado, suponemos a pensar que Buteler quiere ejercer poder político en cara a las elecciones que se están por venir, siendo oído y voz de Alberto Weretilneck, su ex jefe, quien lo llevo a la presidencia del canal estatal provincial y su paso como secretario de Prensa y Comunicación de la anterior gestión.

Este joven de 36 años no tiene ni un pelo de tonto y con su rapidez mental en comparación a los funcionarios lentos y perezosos del Gobierno rionegrino, se hace notar y al manejar muy bien los hilos de la comunicación estatal y privada, avanza contra todos los que se le impongan. Con fuertes críticas a los gremios como UPCN, la Unter (gremio docente) y ATE, Rodrigo Buteler quiere poder y más relevancia en un gobierno que es pujado por tensiones internas todos los días.

En los pasillos de Gobierno, se dice que Rodrigo es un tipo bastante soberbio y que todo lo que él dice es así y tiene que ser así, capaz que se mimetiza con su jefe. Minimiza a la provincia tildándola de insignificante en cuestión nacional y maneja los medios de comunicación a gusto y piachere. Claramente no quiere gente a su alrededor que le tapen la luz, si no que busca siempre a sus súbditos como dóciles y manejables, para así ejercer sus decisiones sin discusión.

De esta manera y con el crecimiento de poder que ejerce como ministro de Gobierno, Rodrigo tiene una clara obsesión, gobernar, ya sea desde estrategias comunicacionales a lo largo y ancho de la provincia, como en el armado de operaciones de prensa o políticas, así cuando él lo requiera, bajar y subir la imagen pública de lo que él o su jefe político requiera.

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